Los dioses han muerto
En un periodo de evidente conmoción interna, con una epidemia de peste imparable, un crack económico por falta de plata, con las fronteras del norte y del sur del Imperio acosadas por bárbaros que quieren vivir como romanos y por la aparición de grupos antisistemas de la época como los cristianos, Marco Aurelio se esfuerza en mantener en pie un imperio que se tambalea.